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Significado

? Las llamas centrales representan el desarrollo humano en los aspectos físico, mental  y espiritual .

? Las astas laterales que forman la letra A, presentan un camino central a seguir sobre la trayectoria del estudiante en su vida profesional, personal y espiritual.

La educación Adventista del Séptimo Día se ha construido sobre tres pilares históricos que unen el pasado, el presente y el futuro: redenciónintegridad y permanencia. La educación adventista tiene su propia y única historia de unos 145 años desde el comienzo de la contribución de Elena de White y el establecimiento de la primera escuela adventista en 1872. Sin embargo, para encontrar los inicios de una amplia historia de esta educación, hay que retroceder a través de las edades de la humanidad. El patrón educativo establecido por Dios en el Jardín del Edén se caracterizó por una estrecha asociación y relación directa entre la humanidad y la divinidad. En esa época, los primeros seres humanos creados estuvieron expuestos a lecciones físicas, mentales y espirituales que tuvieron el privilegio de aprender de la naturaleza circundante y directamente de su Creador. La primera pareja llevaría consigo estas lecciones integrales durante toda su vida, mucho después de haber sido desplazados de su hogar original (Génesis 3:24).

El hecho de que la redención ocupa la atención del Creador del universe inspira a los estudiantes. Se les da el privilegio de participar en el ejercicio educativo más alto y jamás conocido por los seres humanos, que incluso será objeto de estudio a lo largo de las edades sin fin de la eternidad.

Muchos años después, Moisés en su último sermón llamó al pueblo de Dios a educar continuamente a sus hijos, al sentarse, al caminar, al acostarse y al levantarse, para impartir los valores morales de la vida (Deuteronomio 6:7). Estos estándares de una formación adecuada de un niño no han disminuido con el tiempo. Las palabras del Señor al sacerdote Eli, “yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco” (1 Samuel 2:30, RVR1960), recuerdan a las generaciones actuales que deben reverenciar al Dios Todopoderoso.

Así, los principios de la metodología educativa Cristo-céntrica: tocar el corazón humano con el conocimiento de los valores eternos, fueron introducidos por primera vez en el Edén, enseñados por los patriarcas, repetidos por Jesús, y reenfatizados a través de los tiempos por los fieles creyentes que los compartieron con sus hijos. Estos principios no se han alterado con el paso del tiempo o con el cambio de ubicación geográfica. De los escritos de Elena de White se deduce que son redención, integridad y permanencia.