Imagina que tienes un árbol de peras, lleva años dándote peras, pero un día decides que te gustan más las manzanas por lo tanto para la próxima temporada compras un kilo de manzanas, unos metros de cuerda y comienzas a amarrarle las manzanas al peral ¿dejará el peral de ser lo que es solo porque le amarres otro fruto en sus ramas? La respuesta es obvia, la única manera de tener manzanas es que el árbol nazca de nuevo desde su semilla y su esencia de peral sea reemplazada por una de manzano.
A veces nosotros actuamos así con los frutos que Dios pone en nosotros, queremos partir por los resultados, pero no buscamos una renovación desde nuestro corazón. La única manera de tener buenos frutos es que nuestro corazón de piedra sea reemplazado por uno de carne que se deleite en hacer la voluntad del Señor.
La biblia dice: «Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es» esto quiere decir que, con la naturaleza pecaminosa, con la cual todos los seres humanos vienen al mundo, es imposible obedecer
A veces, las personas confunden convicción con conversión. Convicción tiene que ver con la manera de pensar, y conversión, con la manera de vivir. Nuestra cabeza puede estar llena de principios morales, pero si nuestro corazón es inconverso, nunca conseguiremos vivir esos principios, experimentando en consecuencia un conflicto permanente que puede llevarnos a la desesperación.
Dios quiere que obedezcas de corazón y no por obligación Él quiere hacer un milagro en tu vida y darte un nuevo corazón, nuevos motivos, nuevos gustos, nuevas tendencias. No es suficiente la información. Es necesario el milagro de la conversión.
Moisés Parada
Pastor Institucional
Colegio Adventista de Concepción
Nivel Básico y Parvulario